".... el nomadismo se desarrolla en oposición, pero también es osmosis, con el sedentarismo. Los agricultores y pastores tenían necesidad de un intercambio: El
Shael cumple exactamente esta función: es el borde de un desierto donde se integran el pastoreo nómada y la agricultura sedentaria y la ciudad nómada, entre el
lleno y el
vacío. Gilles Deluze y Fellix Guattari han descrito estas especialidades por medio de una imagen muy clara: "El espacio sedentario está estriado por muros, recintos, recorridos entre estos recintos, mientras que el espacio nómada es liso, marcado tan solo por unos "trazos" que se borrar y reaparecen con las idas y las venidas"
En otras palabras, el espacio sedentario es más denso, más sólido, y por tanto es un espacio lleno, mientras que el espacio nómada es menos denso, más líquido, y por tanto es un espacio vacío. el espacio nómada es un vacío infinito deshabitado y a menudo impracticable: un desierto donde resulta difícil orientarse, al igual que un inmenso océano donde la única huella reconocible es la estela dejada al andar, una huella móvil y evanescente.
La ciudad nómada es el propio recorrido, el signo más estable en el interior del vacío, y la forma de dicha ciudad es la línea sinuosa dibujada por una serie de puntos en movimiento. Los puntos de partida y de llegada tienen un interés relativo, mientras que el espacio intermedio es el espacio del andar, la esencia misma del nomadismo, el lugar donde se celebra cotidianamente el rito del eterno errar. Del mismo modo que el recorrido sedentario estructura y da vida a la ciudad, el nomadismo simbólico donde se desarrolla la vida de la comunidad"
Sobre el acto de nombrar el espacio:
" ... La capacidad de saber ver en el vacío estos lugares, y por tanto de saber nombrar estos lugares, es una facultad aprendida durante milenios que preceden al nacimiento del nomadismo. En realidad, la percepción/ construcción del espacio del espacio nace con los errabundeos realizados por el hombre y la mujer en el paisaje paleolítico"
Walkabout: El lodo chorreaba de sus muslos, como la placenta de un recién nacido. Luego cómo aquel fuera el primer vagido del niño, cada Antepasado abrió la boca y gritó: ¡YO SOY! (...) y este primer ¡Yo soy!, este acto primigenio de imposición de nombre, fue definido entonces y por siempre jamás como el dístico más secreto y sacrosanto de la Canción del Antepasado.
Cada Patriarca (...) estiró el pie izquierdo y pronunció un segundo nombre. Designó el pozo de agua, los cañaverales, los eucaliptos...Designó a diestro y siniestro, engendrándolo todo desde la imposición de nombres y entretejiendo los nombres en versos.
Las Patriarcas hicieron camino cantando por todo el mundo. Cantaron los ríos y las cordilleras, las salinas y las dunas de arena (...) fueran donde fueren, sus pisadas dejaban un reguero de música.
Envolvieron el mundo íntegro de una malla de música; y finalmente cuando la Tierra hubo sido cantada se sintieron exhaustos (....) Algunos se hundieron en el suelo, allí donde estaban. Otros se metieron a gatas en cuevas. Otros se arrastraron hasta sus "moradas eternas", hasta los pozos ancestrales de agua que los habían parido.
"Todos ellos se volvieron dentro"
BUCE CHATWING, The song of the lines, New York ( Versión castellana: Los trazos de la canción, Munchnik, Barcelona, 1988)
El Ka
El ka, el espiritu del eterno errar El concepto egipcio del ka, que simboliza el "eterno errar" el movimiento, la fuerza vital, lleva consigo el recuerdo de las infinitas y peligrosas migraciones del paleolítico. El jeroglífico ka está formado por dos brazos levantados, e indica el modo como la energia divina era transmitida por el dios como una infusión dirigida desde lo alto, o a través de un abrazo protector cuyo símbolo era una especie de ka cabeza abajo. El simbolo del ka, con unas manos de dimensiones desproporcionadas, está relacionado con el gesto de adoración al Sol. Este gesto aparece en la historia de muchas civilizaciones, desde África hasta Escandinavia.
"Existe un puente que une entre sí las concepciones religiosas de los templos primordiales allí donde menos era de esperar. Este puente es el concepto de ka, y fue precisamente el ka el fundador de la Tercera Dinastía, el rey Zoser, el que inició la arquitectura de piedra (...) el único material que podría ser eterno podía estar contenido el ka
SIEGFRIED GIEDION, The Eternal Present: A contribuition on Constancy and Change, Pantantheon Books, NY 1964 ( versión castellana: El presente eterno: una aportación al tema de la constancia y el cambio, Alianza Editorial, Madrid 1981)
Los extractos seleccionados forman parte del libro:
FRANCESCO CARIERI, "Walkscapes: el andar cómo práctica estética" Barcelona 2002, Editorial Gustavo Gili